Asunción de María

La Asunción de la Virgen María
Es un dogma de fe que María Santísima fue llevada al cielo en cuerpo y alma, acontecimiento que celebramos el 15 de agosto

Ella murió de amor. Era tanto el deseo de irse al cielo donde estaba su Hijo, que este amor la hizo morir.
Unos catorce años después de la muerte de Jesús, cuando ya había empleado todo su tiempo en enseñar la religión del Salvador a pequeños y grandes, cuando ya había consolado a tantas personas tristes, y había ayudado a tantos enfermos y moribundos, hizo saber a los apóstoles que ya se aproximaba la fecha de partir de este mundo a la eternidad.
Los apóstoles la amaban como a la más bondadosa de todas las madres y se apresuraron a viajar para recibir de sus maternales labios sus últimos consejos, y de sus sacrosantas manos su última bendición.
Fueron llegando, y con lágrimas copiosas, y de rodillas, besaron esas manos santas que tantas veces los habían bendecido.
Para cada uno de ellos tuvo una excelsa Señora palabras de consuelo y de esperanza. Y luego, como quien se duerme en el más plácido de los sueños, fue Ella cerrando santamente sus ojos, y su alma, mil veces bendita, partió para la eternidad.
La noticia cundió por toda la ciudad, y no hubo un cristiano que no viniera a rezar junto a su cadáver, como por la muerte de la propia madre.
Su entierro más parecía una procesión de Pascua que un funeral. Todos cantaban el Aleluya con la más firme esperanza de que ahora tenían una poderosísima protectora en el cielo, para interceder por cada uno de los discípulos de Jesús.
En el aire se sentían suavísimos aromas, y parecía escuchar cada uno armonías de músicas suaves.
Pero Tomás, Apóstol, no había alcanzado a llegar a tiempo. Cuando arribó ya habían vuelto de sepultar a la Santísima Madre.
Pedro - dijo Tomás - no me puedes negar el gran favor poder ir a la tumba de mi madre amabilísima y darle un último beso en esas manos santas que tantas veces me bendijeron.
Pedro aceptó.
Se fueron todos hacia su santo sepulcro, y cuando ya ni cerca empezaron a sentir, de nuevo, suavísimos aromas en el ambiente y armoniosas músicas en el aire.
Abrieron el sepulcro y en vez del cadáver de la virgen, encontraron solamente... una gran cantidad de flores muy hermosas. Jesucristo había venido, había resucitado a su Madre Santísima y la había llevado al cielo.
Esto es lo que llamamos Asunción de la Virgen (cuya se celebra hoy 15 de agosto).



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